#MitosTransgénicos – Parte III

Por Fernando Menéndez García
#MitosTransgénicos partes IIIIII Epílogo

¿Entonces, ya te ha quedado claro que los transgénicos no son peligrosos?

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¡No! Yo he visto un experimento de unas ratas alimentadas con transgénicos que sufrían tumores enormes
¡AH, el amigo Seralini! Ya tardaba en salir. Tendremos que reciclar la Ley de Godwin para reconocer algo así como “a medida que un debate sobre los transgénicos se alarga, la probabilidad de mencionar a Seralini tiende a uno”. Vamos con ello.Seralini es un investigador francés que intentó demostrar (y sigue intentando) que los transgénicos son peligrosos. El llamado “estudio seralini” fue el tercer intento de conseguirlo, dado que los dos anteriores fueron rechazados por la comunidad científica, pero éste se hizo viral después de mostrar unas imágenes de ratas alimentadas con maíz transgénico que habían desarrollado esos enormes tumores que dices.
Meses después, toda la comunidad científica e incluso países como Alemania, donde los transgénicos están prácticamente prohibidos, desmintieron los resultados.

Entre los errores detectados, comprobaron que utilizaban una cepa de rata propensa a generar tumores de forma natural; e incluso así, los resultados de aumento de tumores al alimentarlas con transgénicos respecto al control no eran significativos. La mínima tendencia sin relevancia estadística que se mostraba ocultaba, en cambio, otros datos, como que también eran las que más tiempo sobrevivían. Al final el artículo fue retirado, aunque no se retractó y lo ha republicado con algunos cambios.Tiempo después se constató que algunos de los revisores del artículo tenían ya una postura previa declarada antitransgénicos.

Date cuenta de que si hubiese sido veraz este estudio, después de 15 años de tener esa cepa de maíz en el mercado , habría sido portada inmediatamente de las revistas científicas más prestigiosas, cosa que por supuesto no ocurrió. ¿Sigues creyendo que son peligrosos?

En parte. Porque, aunque el transgénico en sí no sea peligroso, las consecuencias de su uso pueden serlo. Por ejemplo, por culpa de hacer especies resistentes a herbicidas como el glifosato, ahora puede venir en la comida, y es cancerígeno.
Ése ha sido uno de los argumentos más usados por los grupos antitransgénicos, la legislación del glifosato. Para poner al corriente al lector, el glifosato es el herbicida más utilizado en el mundo, y el pasado mes de abril la OMS lo incluyó en el grupo 2A de la IARC, es decir, como «probablemente cancerígeno».

Pero, ¿y si te dijese que no es tan peligroso? El glifosato inhibe específicamente la ruta del ácido shikímico, un conjunto de reacciones metabólicas de gran relevancia en la biosíntesis de metabolitos secundarios… de plantas. Los enzimas que bloquea son específicos de plantas, por lo que no tiene prácticamente toxicidad en animales. ¿Por qué se ha puesto entonces en esa categoría?

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Como explica Mulet en su blog, “la categoría 2A es el nivel de peligrosidad en el que se encuentran trabajar en una peluquería, en una freiduría, utilizar un solarium o la hierba mate, producto que en Sudamérica se consume por millones de litros. La cafeína, el paracetamol y la aspirina tienen un IC50 de toxicidad más peligroso que el glifosato”. Incluso muestra los estudios científicos publicados a quienes solicitan restringir este producto hasta que se hagan. Porque ya conoces la primera regla del Traductor Magufo(marca registrada, pero con la patente a punto de caducar): “no hay estudios a largo plazo” = “no me he molestado en leer los estudios a largo plazo”.

¿De hecho, recuerdas el escándalo de 2015 cuando la OMS dijo que la carne roja también era cancerígena? Pues está en ese mismo grupo, el 2A, pero claro, para cuando matizaron que no había que dejar de consumirla, el daño ya estaba hecho y los ganaderos habían perdido millones por su irresponsabilidad. El el caso del glifosato, hay otros herbicidas, usados en la agricultura ecológica, mucho más tóxicos y menos específicos. Más aún. ¿Qué me dirías si te dijese que en España se cultivan cepas naturales resistentes al glifosato? Han aparecido de forma espontánea, por hibridaciones, mutaciones y demás. Pero como no son transgénicos, a nadie le importa.

[Actualización] Informe de la EFSA que certifica que el glifosato no es peligroso.

A vosotros es que os compra Monsanto. ¡Ese herbicida lo producen ellos!
Nos has pillado. Somos unos neocapitalistas que nos hacemos de oro gracias al dinero que nos dan las grandes multinacionales por publicitar sus productos. De hecho, escribo esto escribo mientras me tomo un granizado en mi piscina de oro fundido, así que será mejor que termine rápido, antes de que se solidifique.

Ahora en serio, ¿no cansa un poco ese argumento? La patente del glifosato caducó en el año 2000, lo que significa que lo puede comerciar Monsanto y cualquier otra compañía. Y lo mismo ocurre con los transgénicos en sí, Monsanto es solo una de las múltiples empresas (aunque de las mayores) que comercian con ellos, pero hay muchas más. Y no solo empresas, también países tan poco sospechosos de apoyar el capitalismo salvaje como China o Cuba.

Vale, pillado otra vez, también me paga Castro. En cocos y puros, claro. De hecho, el granizado me lo estoy tomando en el coco de la Habana que me envía a diario junto a nuestro plan secreto para conquistar el mundo. No te equivoques si me ves en el supermercado, es que me lo envía a través de la cajera para despistar.

Si tan seguro estás de esto, ¿por qué no hacer un debate sobre la seguridad de los transgénicos?
Ningún problema, hazlo. O, si prefieres ahorrarte el esfuerzo, puedes inventar la máquina del tiempo, volver a 1975 y asistir a la conferencia de Asilomar, donde ya se debatió todo esto, decidiendo entre otras cosas que las bacterias y levaduras utilizadas en ingeniería genética debían modificarse de tal modo que no pudiesen vivir fuera de laboratorios. Por eso se dice que quien no conoce la historia está condenada a repetirla.

Por cierto, si tienes ganas de presenciar acontecimientos históricos, pásate por España después de la conferencia, que fue un año muy interesante.

No me convences. Yo creo que sería mejor prohibir todos los transgénicos.
Lo veo difícil, amigo Magúfez.

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Los transgénicos son la tecnología agrícola que más rápido se ha implantado, y no solo en EEUU, sino sobre todo en países en vías de desarrollo, India, China y casi toda Sudamérica, donde Brasil es el segundo productor mundial. Querer detener esto es querer ponerle puertas al campo. En Brasil, Lula da Silva rechazaba durante su campaña los transgénicos, pero cuando llegó al Gobierno no le quedó otra que legalizarlos, porque los agricultores se hacían con semillas de otros países y las cultivaban ilegalmente, ya que producían más y eran más resistentes al mal tiempo y a patógenos.

En España tenemos la suerte de ser moderadamente permisivos, y la superficie cultivada está creciendo de forma lineal cada año. Pero es cierto que en Europa, por ahora, apenas estamos comiendo transgénicos, ya que la mayoría no han recibido licencia, aunque sí en otras partes del mundo.

¿Me estás diciendo que aquí comemos transgénicos? ¿Y cómo los reconozco?
Transgénicos como tal, en Europa, el único que se consume prácticamente es el maíz BT, que se produce en España. Lo que sí hay son alimentos en cuya fabricación intervienen enzimas obtenidos de OGM, pero la legislación europea diferencia un enzima (presente en el alimento final) de ayudante alimentario (que no está activo en el producto final). Pero el resto de alimentos, a pesar de las pruebas de su seguridad, aún no han sido admitidos, y la legislación se ha vuelto peor. Antes era la propia UE quien los regulaba y aceptaba si podían salir al mercado. Ahora, esa revisión previa se mantiene, pero han permitido a los Estados decidir si aun así los vetan en su territorio.

Respecto a cómo identificarlos: la ley obliga a etiquetarlos. Pero claro, aquí tenemos la clásica incoherencia de las leyes. El almidón de maíz transgénico que se usa como excipiente en medicamentos no se etiqueta, porque los medicamentos tienen otra legislación.

Pues si los alimentos se prohíben será por algo.
– ¿Ahora que es cuando puedes decir algo contra el capitalismo y las multinacionales, vas y te pones de su parte?

– Me he perdido.

– Si no hubiese tantas trabas en Europa para admitir la comercialización de transgénicos, podrían crearse muchos más con patente pública, en lugar de ir a parar a multinacionales extranjeras. Pero es que aquí, más que prohibionistas, somos hipócritas. En Europa solo hay 3 transgénicos autorizados para sembrar, pero 45 para importar. Y sin embargo no escucho a nadie decir “es que no sembráis transgénicos porque os paga Monsanto para que los sigáis comprando en otros países más caros”. O sea, no los cultivamos nosotros, porque son malos, pero se los compramos a otros porque… ¿los suyos son buenos?

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No, probablemente tenga más bien que ver con la verdadera razón de la prohibición: la presión del lobby antitransgénicos. Porque claro, si decimos que vamos a importar camisetas de algodón, nadie pregunta cómo se ha hecho. Pero si decimos que vamos a cultivar nosotros el transgénico con el que se hace, entonces la gente se vuelve loca.

Y esto ha causado una lamentable campaña en la prensa, de mucha gente desinformada hablando de lo que no tiene ni idea, que ha contribuido a una mala imagen de los transgénicos con menos sentido que ir por la calle saltando solo sobre las baldosas rojas. El debate no es técnico, sino ideológico, de un rechazo visceral a los transgénicos totalmente sectario.

Entre los profesionales hay casi unanimidad en la seguridad de los transgénicos. Las pocas dudas que surgen a veces son sobre problemas medioambientales (de los que hablamos en la entrada anterior) y un debate económico sobre las patentes.

[Apuntando muy rápido] Espera, espera, cuéntame más sobre eso de las patentes, que me has dado otra idea.

-Sí, pueden ser un problema, no lo voy a negar. Pero permíteme antes que ponga en contexto la situación.

-Me da que voy a necesitar café.

-¿Con este calor? Tráete un par de Coca-Colas fresquitas [comentario patrocinado por nuestras multinacionales benefactoras], y recuérdame que luego te hablé del café transgénico, que mola lo suyo.

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Rollo legal que te puedes saltar salvo que te importe mucho – Aunque hubo y sigue habiendo controversia sobre si un ser vivo puede patentarse por muy transgénico que sea (por ser un ser vivo sujeto de derechos, por no diferenciarse suficiente de otros organismos, transgénicos o no, ya existentes, etc.), actualmente se reconoce que el inventor de una planta transgénica tiene derecho a que dicha invención sea protegida por las normas de propiedad industrial. La oficina de patentes de EEUU permitió registrar los OGM en 1985, mientras que en Europa, los transgénicos fueron regulados en 1998. Las dos mayores multinacionales en cuanto a patentes de transgénicos se refieren, Monsanto y Bayer, dominan respectivamente el mercado americano y europeo [Actualización 2016: Bayer compra Monsanto]. No obstante, el alcance de dicha protección no es el mismo en ambos sitios. Mientras que en EEUU se protege la semilla, la planta y todos sus derivados, en Europa los derivados del transgénico no están sujetos a pago de royalties. Dicho de otra forma, pagas por el maíz transgénico, pero si luego fabricas una crema de manos con él, los derechos son tuyos.

La cuestión. Ha habido mucha controversia porque, si se permite patentar los transgénicos, y estos producen mucho más que sus variedades silvestres, a los agricultores se verán obligados a comprar las semillas o pagar royalties por su siembra para poder seguir siendo competitivos, lo que desembocará en un encarecimiento de los productos básicos.

Y en esto sí te digo que, personalmente, te doy toda la razón. No creo que deba admitirse la patente privada de los alimentos transgénicos.
Sé que muchos me dirán que entonces la ciencia no podrá avanzar, porque nadie tendrá interés en invertir en ella, pero eso no es así.

¿Qué se hace cuando se quiere desarrollar una tecnología de interés público, pero en la que no interesa invertir a las empresas? Volvamos al ejemplo que poníamos antes de Brasil. Tras legalizar los transgénicos, el Gobierno se dio cuenta de que las semillas se compraban a empresas de EEUU, así que para evitarlo desarrollaron nuevas variedades en instituciones públicas, con lo que el dinero quedaba en casa.

Exactamente, la solución es desarrollar los OGM desde el sector público. Una patente pública permitiría al país contar con los derechos del transgénico, y al mismo tiempo renunciar a las royalties para evitar el encarecimiento del producto. Todos saldríamos ganando.

Pero esta política debería adoptarse cuanto antes, porque en Europa hemos pasado de ser exportadores de ciencia a ser importadores. En los años 80 Europa era líder en todos los sectores agroalimentarios, mientras que ahora hemos perdido toda esa competitividad en favor de otros países y de grandes multinacionales americanas.

¡Y que siga así mucho tiempo! ¡Con el tratado de libre comercio del TTIP nos quieren colar transgénicos americanos que no han pasado las regulaciones europeas!

-Bueno, es cierto que la regulación en EEUU y en Europa es distinta, pero eso no significa que sea menos segura. 

-Y una leche que no, su organismo regulador, la FDA (Food and Drug Administration) es abiertamente protransgénicos, y admite transgénicos alimenticios solo rellenando un formulario, que además es voluntario. Me lo han dicho los de Ecologistas en Acción.

-Ah, una fuente seria, me gusta.

-¿Sarcasmo otra vez?

-Solo en un 90%. Ese artículo dice muchas medias verdades, y en este caso, eso equivale a mentira intencional. Puede que no sea tan estricta como en Europa, pero la regulación estadounidense vela igualmente por que los transgénicos sean seguros. Vayamos por partes.

Lo primero que debes saber es que en EEUU la aprobación de un transgénico puede depender de hasta 3 agencias:

  1. La Agencia de Medio Ambiente (EPA), que interviene si el transgénico incorpora plaguicidas u otras sustancias peligrosas para el entorno.
  2. La APHIS (Servicio de Inspección Sanitaria Animal y Vegetal, perteneciente al Departamento de Agriculturadependiente de Agricultura, USDA): éste se asegura de que no se pueda propagar sin control en el medio ambiente.
  3. La FDA, que es la que se asegura de que no sean perjudiciales para la salud. Y, efectivamente, tiene un trámite voluntario, pero que SOLO se aplica si el transgénico es prácticamente idéntico al producto original (por ejemplo, si se cambia el promotor de un gen de crecimiento por uno más potente para que crezca más rápido). PERO, si el transgén incluye una nueva proteína significativamente distinta de la natural o que pueda tener efectos sobre la salud humana, la FDA tiene autoridad para prohibir su comercialización hasta que supere nuevos test de seguridad. Puedes ver en este enlace cómo funciona.

A mi modo de ver, este es un buen ejemplo de por qué la regulación estadounidense funciona mejor en tema de transgénicos que la europea, que de tan estricta más bien se vuelve prohibicionista. Lo lógico es que un transgénico con modificaciones importantes tenga que pasar unos controles más estrictos que uno que solo incorpora una variante menor. Y hay muchísimos transgénicos interesantes que se están poniendo en marcha, y que por culpa de nuestra restrictiva legislación nos estamos perdiendo.

¿Dices que hay más transgénicos en marcha?
Muchos, pero no esperes verlos por Europa. Por ejemplo, el tomate morado, con alto nivel en antocianinas, un antioxidante natural que ayuda a prevenir el envejecimiento y el cáncer. Trigo apto para celíacos, al eliminar las alfa y gamma gliadinas del gluten [Actualización: la patente española del trigo para celíacos ha tenido que venderse al extranjero debido a las trabas legales para producirlo en Europa]. El arroz dorado, rico en vitamina A, y cuyos creadores renunciaron a la patente para que el arroz pueda ser utilizado en misiones humanitarias, como el tratamiento de la ceguera en niños de regiones con escasez de esta vitamina (actualmente ya está en su versión 2.0., que produce 23 veces más vitamina que la anterior). También la golden banana, con las mismas propiedades. El CSIC ha producido una levadura que produce alfa-amilasa, permitiendo que el pan tarde 3 días en ponerse duro.

Pero también animales, vacas transgénicas que han creado en Argentina que llevan el gen de la hormona de crecimiento humano para que la produzcan en su leche (los de Petit Suisse se van a poner las botas con su publicidad para crecer). O un proyecto de cerdo transgénico que pretende salvar a miles de estos animales de la castración a la que son sometidos actualmente, para eliminar el olor sexual de sus hormonas en la carne.

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Y por supuesto, hay otros no alimenticios. Por ejemplo, las plantas del CBGP que se están usando para producir vacunas de forma más barata y sin dañar animales. O algunas plantas transgénicas ornamentales, como el clavel y la rosa azules.

Tengo que reconocer que los transgénicos pueden lograr cosas asombrosas… Ya por convencerme del todo, no tendrás algún ejemplo más, ¿verdad?
-Te están gustando, ¿eh?

-Tengo varios familiares celíacos, la verdad es que lo del trigo me ha hecho pensar bastante.

-Pues mira, si he conseguido que pases de demonizar los transgénicos a que tengas al menos una duda razonable, por ahora me doy por satisfecho. Voy a contarte un caso más, no sobre grandes empresas ni grupos de investigación, sino sobre un par de chicos que pretenden utilizar plantas para iluminar ciudades. Sin contaminar, sin gasto de energía, sin luces artificiales.

-¿¿Es eso posible??

– Claro que lo es. Pero más tarde te contaré sobre esto, vamos a aprovechar los últimos rayos de sol, que el agua tiene una pinta estupenda. ¡Nos vemos en la cuarta y última entrada de #MitosTransgénicos!

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