#MitosTransgénicos – Parte I

Por Fernando Menéndez García
#MitosTransgénicos partes IIIIII Epílogo

Hace unos días me recordaba un profesor de la universidad la necesidad de comunicar mejor a la sociedad lo que son los transgénicos y desmontar las falsas ideas que tiene la sociedad respecto a ellos. Reconozco que, estando dentro de este mundillo en el que tendemos a hablar con otros colegas metidos en el tema, en ocasiones se llega a perder la perspectiva social. “¿Pero todavía hay alguien que crea que los transgénicos son malos?”. Los hay, sí, y muchos. Recientemente nos dimos de bruces con un recordatorio, al encontrar aquella propuesta en el programa de un grupo político que instaba a “declarar Madrid libre de transgénicos”. Supongo que, una vez más, los árboles no dejaban ver el bosque.

Haciendo de abogado del diablo, voy a romper una lanza en favor del debate, porque tampoco negaré que hay problemas asociados a los transgénicos. NO de los transgénicos per se, de la cuestión biológica digamos, sino más bien los derivados de ellos en materia legal o económica. Pero, siendo los menos, creo que es justo comenzar recordando lo básico.

¿Qué es una célula y qué es un gen?
Siéntete libre de saltarte esta parte si la consideras demasiado básica. Ahora bien, si perteneces a ese 65% de españoles que creen que los tomates que comen no tienen genes, o si no eres capaz de comprender por qué la sal no puede ser transgénica, quizá quieras empezar por aquí.

Empecemos con un descubrimiento revolucionario: los seres vivos están compuestos por células (vale, y más cosas). Bueno, fue revolucionario en 1838, cuando Schleiden y Schwann propusieron la teoría celular, pero si por una cosa u otra no pudiste estar allí y en los últimos 177 años no has sacado tiempo para leerlo en alguna parte, te interesa saberlo.

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Imagen de María José Mas – http://neuropediatra.org/

El tomate (o tomatera) es una planta. Por tanto, un ser vivo hecho de células. El tomate, entendido ahora como la parte que nos comemos, es el fruto de la tomatera (sí, es una fruta, no verdura, ya que contiene las semillas de futuras tomateras), y por tanto, una parte de un ser vivo que también contiene células. La sal no es un ser vivo, no está hecha de células, por lo que NUNCA puede ser transgénica. Oye, la etiqueta no mentía. Se les olvidó avisar que es sal libre de camaleones púrpuras, lo único. Pero en fin.

Las células tienen en su interior ADN. El ADN es una molécula muy larga (o varias de ellas, según la especie) perteneciente a los ácidos nucleicos. Puedes aprender más aquí acerca de su estructura. ¿Y para qué sirve el ADN? Tiene dos funciones principales: la primera, servir de molde para hacer una copia de sí mismo cada vez que una célula se divide (de modo que la célula hija -¡sorpresa!- también tendrá ADN). La segunda, es el manual de instrucciones para crear proteínas.

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Dentro del ADN, hay regiones llamadas “genes”, lo que podríamos considerar el manual de cada proteína. El ADN de una planta, por ejemplo, contiene alrededor de 25.000 genes. El dogma central de la biología molecular explica que de esos genes se hace una copia de ARN (una especie de “fotocopia” del libro, para no dañar el original, proceso al que llamamos transcripción), y este ARN sirve de molde para que unos enzimas muy complejos llamados ribosomas (digamos, los “ingenieros de la célula”) construyan la máquina final, la proteína.

«¿Y para qué le sirven las proteínas a la célula?»
Absolutamente para todo.

Si tenías la idea de que las proteínas son solo para conseguir energía o lucir tipo en verano, quítate de la cabeza el “cómete esto, que tiene muchas proteínas” de tu madre. No es que no sea cierto, efectivamente las proteínas se pueden quemar para obtener energía, pero sería como quemar el casco de un barco para hacerlo avanzar. Poderse se puede, pero a la larga te quedas sin barco.

Y esto ocurre porque las proteínas tienen funciones mucho más importantes. Se comportan como pequeños robots dentro de la célula (lo que llamamos enzimas, proteínas con actividad catalítica) capaces de llevar a cabo cualquier función. Algunos de estos cambios son observables desde el exterior (por ejemplo, los genes para el color de ojos), y otros no: transporte de nutrientes, modificación de otras moléculas, síntesis y destrucción del material celular… de hecho, todo el paso de ADN a ARN y proteínas lo realizan enzimas. Si entre Ibiza y Punta Cana nunca has tenido ocasión de hacer un viaje al interior de la célula, te invito a descubrirlo en este vídeo. Todo lo que veas con pinta de “estar haciendo algo”, no lo dudes, es un enzima.

https://youtube.com/watch?v=GigxU1UXZXo%3Fwmode%3Dopaque

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¿Qué es la expresión génica y la diferenciación celular?
Desde el momento en que espermatozoide y óvulo se unen para formar el zigoto, éste empieza a dividirse por mitosis, y todas las células hijas tendrán el mismo ADN (con excepción de los futuros nuevos espermatozoides y óvulos, que tendrán solo la mitad, para obtener el juego completo al fusionarse).

¿Por qué entonces son tan distintas las células de una parte el cuerpo y de otra? Porque, aunque en todas existen los mismos genes, no en todas están activos a la vez. A medida que las células se dividen, estos genes se van «encendiendo o apagando» total o parcialmente, es decir, transcribiéndose o dejando de hacerlo. Como hemos visto, esto hace que se formen distintas proteínas y, al final, que la célula pueda ser totalmente distinta. A este proceso se le conoce como diferenciación celular.

¿Qué es un transgénico y la ingeniería genética?

La ingeniería genética es el conjunto de herramientas que permiten modificar el ADN de un ser vivo, creando lo que llamamos un Organismo Genéticamente Modificado (GMO). Y modificar puede ser añadir, quitar o cambiar.

Por ejemplo, podemos eliminar el gen responsable de sintetizar una toxina para hacer un organismo deje de ser tóxico. O crear trigo sin gliadinas, que puede ser consumido por celíacos.

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Otro ejemplo, los genes tienen muchas variantes con efectos ligeramente distintos (alelos), por lo que podemos cambiar un gen por una variante de la misma especie más beneficiosa. Antiguamente, y aún es así en los países más restrictivos con los transgénicos, esta mejora se realizaba de forma tradicional. Si tú querías un cerdo más grande, te dedicabas a cruzar los mayores que tuvieses durante varias generaciones, esperando que sus descendientes heredasen las mejores características de sus padres. Pero como este proceso es muy azaroso, se vuelve enormemente largo y laborioso, y en consecuencia caro. Muy caro. La ingeniería genética hoy nos permite hacer un proceso de cortar y pegar: quitamos la versión del gen que no nos interese, y ponemos la nueva en su lugar. Siendo técnicos, a esto no se le llama transgénico, sino cisgénico, porque el gen procede de la misma especie. La peligrosidad de este cambio, por tanto, es nula, dado que es algo que ya tenía de forma natural.

Esto se puede hacer en tres tipos de células: las somáticas (casi todas las del organismo, que no transmiten su ADN a los hijos), las germinales (las sexuales, que dan lugar a los gametos que se unen para formar el zigoto) y el propio zigoto recién formado. En el caso de las primeras es posible, por ejemplo, extraer células de un tejido con un gen dañado de un tejido, corregirlas y volverlas a insertar en el paciente. Es lo que se conoce como la terapia génica, y de hecho ya se aplica con éxito en humanos. En el caso de las células germinales o zigotos, que actualmente solo se permite modificar en plantas y animales (hay aún muchos debates éticos sobre la modificación germinal en humanos, aunque sea para tratar enfermedades genéticas graves), todas las células del cerdo tendrán el cambio a medida que se vayan dividiendo; eso incluye las células sexuales, lo que permite que la descendencia herede también la mejora.

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Algunos ejemplos de transgénicos

Hay otras posibilidades en la ingeniería genética que tampoco son transgénicos. Por ejemplo:

  • Knock-Out: uno o más de sus genes estén inactivados. Hay varias formas para conseguir esto, como cambiar el gen por una versión mutada inutilizable, o ponerle una región promotora (la encargada de iniciar la transcripción) hipercondensada, con lo que sería imposible de leer. En estos casos, el organismo mantiene su genoma habitual, pero esos genes no se expresan.
  • Knock-Down: el efecto es parecido, pero menos intenso. En este caso se permite que un gen se siga expresando, pero menos. Nuevamente hay muchas formas de conseguirlo, como cambiando el promotor del gen por otro menos activo, o utilizando ARN de interferencia (fragmentos complementarios al ARNm, que se unen a él y lo destruyen).
  • Knock-In: el caso opuesto a los anteriores, en lugar de eliminar o reducir la actividad de un gen, se introduce un gen nuevo con otra funcionalidad. Puede causar un cisgénico, como ya hemos visto, o un transgénico.

Los transgénicos verdaderos son los que reciben genes de especies distintas. Y esto abre la puerta a un mundo de infinitas posibilidades. Por ejemplo, el maíz transgénico tiene modificaciones que aumentan sus resistencia a herbicidas e insectos. También podemos utilizarlos para combatir enfermedades: el arroz dorado es una variedad transgénica que contiene beta-carotenos (provitamina A) para aquellas personas con déficit de esta vitamina, responsable de resistencia a infecciones, la producción de anticuerpos, crecimiento óseo y fertilidad. O incluso podemos crear una variedad más resistente a la sequía, lo que permite llevar estos cultivos a zonas extremadamente calurosas, como África, ayudando con ello a combatir el hambre en estas regiones. De hecho, el precursor de llevar la biotecnología a la agricultura, Norman E. Borlaug, fue Premio Nobel de la Paz en 1970. Considerado el padre de la agricultura moderna y de la Revolución Verde, se le ha llamado “el hombre que salvó mil millones de vidas”, al aumentar la producción de Pakistán, India y lograr la autosuficiencia de México en la producción de trigo.

Pero si me habían dicho que los transgénicos eran el demonio…

¿Verdad? Hay mucha desinformación reinante, y como has visto, mucha gente ni siquiera sabe lo que es un transgénico, de modo que es fácil hacerles creer que son peligrosos para la salud o que acabarán con la economía mundial.

Pero si quieres saber más sobre esto, no te pierdas la segunda parte del artículo, donde explicaremos cómo se crea un transgénico y hablaremos de los falsos mitos que se les asocian.

Y por supuesto, seguir a los mayores expertos mundiales de habla hispana en la campaña de Twitter #MitosTransgénicos

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